
Mientras trabajábamos en la novela Zombi, éramos conscientes de la necesidad de un segundo título que contrastara con la oscuridad mórbida y provocadora de Juan Díaz Olmedo. Este contraste nos daría la dimensión apropiada en nuestro primer asalto como editorial.
Reina en el mundo de las pesadillas era el título perfecto, y su existencia ya nos había rondado mucho antes de la formalización de Ediciones Vernacci; era una vieja conocida a la que podíamos tutear y con la que nos sentíamos cómodos. Serviría, además, para asentar el estilo de nuestra colección Nibiru, orientada a la literatura de fantasía y ciencia ficción. Las diferencias con su compañero de batalla eran evidentes: si Juan Díaz Olmedo ya llevaba algún tiempo publicando y metido hasta el cuello en los difíciles “lodazales” de la edición, Mar Goizueta se enfrentaba a la culminación de su primera obra, con todo lo que esto significa a nivel psicológico y estilístico. Éramos conscientes también de la naturaleza comercial del contenido, alejado de la filosofía exclusiva y artesanal de Ediciones Vernacci, y más cercana al estándar mercantil que impera hoy en día, y que antepone una tirada de mayor calibre a un trabajo más minucioso pero pequeño en números.
Su obra, sin embargo, contenía (y contiene) el suficiente poderío per se para merecer un trabajo de edición, aun a sabiendas de que su permanencia en nuestro catálogo podría ser algo fugaz por su tendencia natural hacia escenarios más competitivos. Mar Goizueta colaboró estrechamente en las diferentes correcciones a que fue sometido el texto, e incluso señaló al ilustrador Jorge del Oro como el artista ideal para reflejar el aspecto que debía tener su mundo de fantasía y mujeres poderosas. Cuando todos estuvimos contentos con el texto y las ilustraciones, Andrei Martinez Durán, que ya se había encargado de rematar las correcciones, maquetó el trabajo. Los ejemplares de prueba con Artes gráficas Navagraf nos dieron la razón, y los posteriores experimentos de color en el taller de Ediciones Vernacci terminaron de reforzar esta opinión: teníamos un primer Nibiru perfecto.
Si Zombi luce el canto negro de la desesperanza y la violencia de la colección Puño sucio, Reina en el mundo de las pesadillas luce cantos verde marino sobre una cubierta de color violeta (mi color favorito), que resumen a la perfección el contenido fantástico-científico de la línea Nibiru. Además, estábamos decididos a darle un tratamiento diferencial en su promoción, lo que nos llevó a contactar con el cineasta y novelista Juanra Fernández y su Escuela de Cine de Cuenca para proponerles la creación de un booktrailer con tintes cinematográficos. El resultado de todo este esfuerzo en equipo está ahí, puede leerse, verse y palparse, y nos llena de un profundo orgullo.
Si queréis participar de esta mágica experiencia, dadle una oportunidad a Reina en el mundo de las pesadillas (y a su autora) allí donde las veáis, allí donde estén. No os arrepentiréis.
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